jueves, 8 de enero de 2009

A quemarropa

La eternidad de las palabras escritas


La responsabilidad del trabajo en medios de comunicación es muy grande. La información difundida es parte de la realidad, que se comparte con un número determinado de personas quienes analizan y multiplican esa información en su vida cotidiana.


La labor periodística es la base de la construcción de una realidad, el Cuarto Poder... que desde siempre fue mucho más que eso. En el mes de mayo del año 1888, un grupo de personas que vivían en Sarandi del Yí, en aquél entonces era Pueblo el Sarandi, se propuso difundir semanalmente la información que surgía en la sociedad. Desde ese momento comenzaron a escribir una parte importante de la realidad de Sarandi y gracias a ellos podemos indagar en lo que pasaba por aquellos años en nuestra localidad.


Periodismo a escudo y espada

Debo confesar que mis ojos se vuelven devoradores cuando me enfrento en la Biblioteca Nacional a páginas de prensa escrita hace ciento dieciséis años atrás por manos sarandiyenses. Cada párrafo escrito nos habla de nuestra Historia, y fíjense ustedes con la responsabilidad que encaraban el desafío de hacer periodismo en aquél momento.


En la editorial del primer número del periódico EL SARANDI dice: "(...) la prensa periódica en los pueblos de campaña tiene que luchar continuamente con inconvenientes gravísimos (...) como la nave que surca buscando salida en una rada llena de escollos sin más práctico que la verdad, sin más piloto que la justicia cubierta con el manto de la libertad. No nos arredra en el viaje peligroso que vamos a emprender. (...)". desde el punto de vista narrativo, llama la atención el vocabulario y lo metafórico y poético del artículo. Pero nos deja curiosidad al decirnos de un "viaje peligroso".


No era para menos. Había muchos intereses creados en el Pueblo el Sarandi. Está ubicado en un lugar militarmente estratégico y con muy buenas aguadas, terrenos para el pastoreo; condiciones propicias para la explotación ganadera. En 1888, ya fallecida la fundadora Doña Dolores Vidal de Pereira, sólo quedaba un documento elaborado por el agrimensor Don Demetrio Isola, quien delineó el Pueblo, en el que se expresaba la voluntad de Doña Dolores Vidal sobre la distribución de los terrenos que donó.


EL SARANDI titula: "¿De quién es la culpa?" de que ese documento no estaba siendo cumplido. En el documento escrito por Isola, se dejaba en el fondo del Rincón, en las márgenes norte del Yí y el Malbajar, entre 200 y 250 cuadras para terrenos de dehesa ó pastoreo y montes del Pueblo. "El predio fue vendido", dice EL SARANDI, y agrega que "en su reemplazo se dejó un área de terreno en la costa del Malbajar que sólo la familia de los Dípteros puede plantar sus escuálidas patas. (...) Siempre está cubierto de agua, es impropio para pastoreo y no tiene monte". Ante esto, se le pide a la Junta Local que averigüe y que haga las gestiones del caso.

¡Uh, qué tema barroso este! En números siguientes, EL SARANDI publicó el documento íntegro de la distribución de terrenos firmado por Isola.

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